¿Por qué es importante saber cómo motivar a mi hijo para que estudie?
La motivación es un factor determinante en el éxito académico de un estudiante. Cuando un niño está motivado para estudiar, es más probable que se comprometa con el proceso de aprendizaje, se esfuerce por alcanzar sus metas y mantenga una actitud positiva hacia la educación en general.
Se ha demostrado, en la gran mayoría de ocasiones, que existe una correlación directa entre motivación y rendimiento académico. Cuando están motivados de verdad, es decir, cuando encuentran satisfacción en el proceso de aprendizaje, tienden a mostrar un mayor nivel de compromiso, persistencia y hasta creatividad en sus estudios. Como resultado, es más probable que obtenga mejores calificaciones y retengan la información de verdad.
Si lo quieres ver desde la otra perspectiva, cuando falta motivación, nos encontramos con un rendimiento académico deficiente. Muestran desinterés por las tareas, procrastinan continuamente, no se concentran… Pueden llegar a entran en un «círculo vicioso» muy negativo en el que el bajo rendimiento académico refuerza aún más la falta de motivación. Además, también es algo que te puede afectar a largo plazo. Los estudiantes motivados no solo adquieren conocimientos y otras habilidades específicas en el aula, sino que también desarrollan cualidades como la disciplina o establecerse sus propias metas u objetivos.
Como padres y educadores, es nuestro deber fomentar una cultura de motivación tanto en el hogar como en la escuela. Esto implica proporcionar un entorno de apoyo y estímulo en el que los niños se sientan valorados, respetados y capacitados para perseguir sus objetivos académicos y personales.
Ideas para saber cómo motivar a tu hijo a estudiar
A todos nos ha tocado alguna vez ser el padre preocupado que ya no sabe qué hacer. Veamos alguna idea para fomentar un poco de amor por el aprendizaje y un compromiso real con sus estudios.
Fomenta un buen Entorno de aprendizaje
Lo que nos rodea es igual de importante que el estudio en sí, sobre todo, para la concentración. Un espacio de estudio adecuado debe ser tranquilo, bien iluminado y libre de distracciones. Asegúrate de que tenga todos los materiales necesarios a mano, como libros, bolígrafos, lapiceros, gomas… lo que haga falta para evitar interrupciones constantes. Puede ayudar establecer un horario entre semana para regular bien las horas de estudio. Por supuesto, debes adaptarlo a tu hijo.
La consistencia es fundamental para crear hábitos de estudio efectivos. Establecer una rutina diaria que incluya tiempo dedicado al estudio puede ayudar a tu hijo a desarrollar disciplina y a gestionar su tiempo de manera eficiente. Esta rutina debe ser flexible pero estructurada.
Tampoco se nos tiene olvidar esos momentos de ocio, no hay que pasarse limitando su diversión, ya que es otro incentivo MUY importante.
Establecer metas REALISTAS
Las metas claras y alcanzables pueden proporcionar una dirección y un propósito claros para el esfuerzo de tu hijo. Ayúdale a establecer metas a corto y largo plazo que sean específicas, medibles y relevantes. Por ejemplo, en lugar de la vaga meta de «mejorar en matemáticas,» una meta más específica sería «practicar problemas de álgebra durante 30 minutos cada día.» No se nos tiene que olvidar que son niños al fin y al cabo, no tenemos que exigirles cómo si fuesen el mismo profesor de matemáticas.
Celebra el ÉXITO
Estamos seguros de que cuando un hijo suspende una asignatura, muchas veces se le reprocha sin dudarlo. No obstante, si aprueba, damos por hecho que es lo que tiene que hacer como obligación, y ni se le felicita por ello.
Reconocer y celebrar los logros de tu hijo, sin importar cuán pequeños sean, puede tener un impacto en su motivación. El refuerzo positivo puede ser tan simple como elogiarle o tan elaborado como una recompensa que sepas que tu hijo quiere, o que, por lo menos, le haría ilusión. No hay que celebrar solo una nota final, cada pequeño paso y esfuerzo que consigamos, hay que celebrarlo. Esto refuerza la idea de que el esfuerzo y la dedicación son tan importantes como los logros mismos.
Un ejemplo de recompensa puede ser, por ejemplo, cenar su comida favorita. Tampoco se nos tienen que ir de madre las recompensas.
Las recompensas pueden ser una herramienta TOP cuando se utilizan de la manera adecuada. Es importante recordar que las recompensas sean proporcionales al esfuerzo y que se centren en el proceso más que en el resultado final. Por ejemplo, recompensar el tiempo dedicado al estudio y la persistencia en lugar de solo las buenas calificaciones
Dale su espacio para fomentar la autonomía
Permitir que tu hijo explore sus intereses y tenga un grado de control sobre su aprendizaje. Como a todo el mundo, lo más seguro es que le guste más una asignatura que otra, tendrá temas que le APASIONEN… Anímale a probar diferentes métodos de estudio para que encuentre qué es lo que le funciona y qué no. La autonomía en el aprendizaje fomenta un sentido de responsabilidad y confianza en uno mismo.
No tomes decisiones sin tu hijo
Al igual que a nosotros nos gusta que nos consulten antes de tomar una decisión que nos afecta, es lo mismo para ellos. Involucrar a tu hijo en la planificación de su horario de estudio y en la elección de sus métodos de aprendizaje puede aumentar su sentido de control y compromiso. Pregúntale qué momentos del día prefiere para estudiar, con qué asignaturas tiene más dificultades, cuáles se le dan mejor… Escucha y respeta sus opiniones.
Mantén una comunicación abierta sobre cómo le va en el colegio. Tiene que haber un feedback constructivo para animarle a que nos cuente qué le pasa. Así, podemos incluso detectar algún problema antes de que pase a mayores, pudiendo trabajar juntos para encontrar una solución efectiva.
Cómo NO Motivar a tu hijo a estudiar
Los padres tampoco somos perfectos, y podemos cometer errores, muchas veces, sin darnos cuenta de lo que puede suponer a largo plazo. Por poner ejemplos de errores a evitar al motivar a tu hijo:
- Amenazas. «Si no estudias, te enviaré a un internado militar.» Este tipo de amenazas, lo único que hacen es generarle miedo y resentimiento. También van a perder bastante autoestima.
- Desprestigiar sus intereses. Decirle que sus pasatiempos, como los videojuegos, no tienen valor puede hacer que se sienta incomprendido y menospreciado, afectando su autoestima.
- Compararlo constantemente con otros. Compararlo con otros niños, como un primo que saca mejores notas, puede hacer que se sienta insuficiente, minando su moral.
- Imponerle metas irreales. Exigir que sea el mejor estudiante de toda la escuela es una presión extrema que puede resultar en ansiedad y estrés, afectando negativamente su rendimiento.
- Controlar cada aspecto de su tiempo. Prohibirle salir de casa hasta que termine de estudiar puede hacer que vea el estudio como una obligación tediosa y desagradable, en lugar de una oportunidad de aprendizaje.
- Hacerle sentir que su valor depende de sus calificaciones: Sugerir que su valía personal está ligada a sus notas puede afectar gravemente su autoestima y su salud mental, haciendo que se sienta solo valorado por sus logros académicos.
- Ignorar su salud mental: No prestar atención a su cansancio o estrés y exigirle que estudie de todos modos puede llevar a un agotamiento y problemas de salud a largo plazo.
Este tipo de actitudes por parte de los padre no solo NO SON EFICACES, también tiene efectos negativos que le pueden durar toda la vida: problemas de autoestima, resentimiento hacia sus padres, etc…
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